Si has encontrado este post buscando «Camino de Emaús» en Google es que ya has sido elegido/a para hacerlo o conoces a alguien querido que lo va a hacer y estás preocupado por saber dónde se mete.
Si eres lector de mis posts (gracias) entonces te vas a enterar de algo muy personal de mi vida que estoy feliz de compartir si con eso puedo ayudar a alguien.
En Septiembre de 2017, una mañana cualquiera, un día laboral que tenía que haber sido un día más, un accidente de tráfico cambio trágicamente la vida de mi familia. Perder así a un ser querido, y encima por culpa de otro conductor imprudente, es muy complicado. Ves el sufrimiento, la tristeza, la desesperación, la no aceptación las preguntas como por qué, qué sentido tiene…y convivir con ello a diario es doloroso.
Hacía 3 años que mi amiga Sonia me había recomendado hacer este Camino de Emaús. Yo siempre he sido creyente pero no era practicante, siempre andaba en búsqueda de saber, conocer y sentir que la vida tiene algo más que trabajar, ganar dinero y querer a nuestra familia y amigos. Pero no me llamaba la atención hacer un retiro. Y el día del accidente, mientras estaba en la UVI acompañando a uno de mis familiares, decidí que iba a hacerlo, por probar no pasa nada, ¿Qué podía perder? Fue como una promesa con «el de arriba» en plan: Tú cuida a los míos, dales paz y consuelo y yo a cambio hago esto. Qué soberbia la mía, negociando con Dios. Y encima, la que realmente ganó con todo esto fui yo.
¿Qué es el Camino de Emaús?
Es un retiro organizado por personas laicas y las personas que lo realizan también son laicas. No necesitas saber rezar el Rosario para ir. Yo no me acordaba ni del Credo y llevaba 20 años sin confesarme.
Se basa en un pasaje del Evangelio según san Lucas, 24: 13-35 que versa sobre el encuentro de los discípulos de Emaús con Cristo Resucitado. Al principio no le reconocen por el camino, hasta que se sientan a cenar y al partir el pan se dan cuenta que el mismísimo Jesús el que ha ido todo el camino con ellos.
«Sólo es un fin de semana» pensaba, sin móvil y sin reloj. No me podía venir nada mal. Podía ir con alguna amiga (aunque yo fui sola y me alegro que así fuera) y realmente llegaba el viernes a las 6 de la tarde y el domingo a las 6 de la tarde acababa con una misa para que viniera mi familia y pareja a verme. Yo les dije que ni se les ocurriera venir, y, como soy tan convincente, no vinieron. Me dió tanta pena que no lo hicieran…. Otra lección más que me llevé, siempre he ido de autosuficiente y de arreglármelas sola y no, yo necesito a los míos y es genial reconocerlo y que ellos lo sepan.
Total, retrocedo y aquel día en el hospital me animé a hacer el Camino por la promesa que había hecho y meses después, cuando salió este retiro me llegó la inscripción, me apuntó mi amiga Sonia porque yo estaba de viaje, me admitieron y pagué la cuota, 150€ que de verdad que son irrisorios teniendo en cuanta que comes (demasiado), duermes y recibes millones de cosas materiales e intangibles.
La semana de antes me daba una pereza ir, y la noche anterior iba a dejarlo, no me apetecía nada. Y además sin saber lo que iba a hacer, claro cuando no sabes dónde vas y lo que va a pasar allí te imaginas mil cosas y yo me imaginaba un grupo de beatillas frikis con túnicas cantando «alabaré alabaré»…. Y tanto mi familia como mi pareja estaban preocupados por lo que iba a hacer y dònde me metía.
Hice el retiro el 16, 17 y 18 de Marzo de 2018 . Me siento súper agradecida a mi amiga Sonia Mompó por animarme, ella es como un ángel en mi vida y la quiero muchísimo. A mi familia y pareja por apoyarme aunque no entendían nada, pero siempre me respetaron, y lo siguen haciendo, ojalá algún día ellos lo hagan y experimenten lo mismo que yo. Y a mis amigas compañeras que caminaron conmigo y a todas las servidoras que me dieron una lección de amor abrumadora en ese retiro.
En mi retiro éramos 62 caminantes y como 58 servidoras que no paraban de sonreír y ayudarnos. ¿En qué fin de semana vas a conocer a tanta gente que lo único que quieren es ser mejores? ya eso es tremendo.
En este post no os puedo contar lo que vais a hacer, pero no por nada, es que si os lo contase no os llevaríais la maravillosa experiencia que nos llevamos todos los que «caminamos». El factor sorpresa es importante y “lo que pasa en Emaús, se queda en Emaùs”. Pero todo es positivo, es interesante, da que pensar, reflexionas y, cuando sales, sigues teniendo los mismos problemas, las mismas penas y miserias y sigues siendo tú. ¿Qué cambia entonces? pues cambia tu manera de ver y afrontar la vida. Yo gané una paz! Y además alegría, aceptación, calma, reflexioné sobre mi y mi vida, lo que estaba haciendo con ella y en la cantidad de cosas que me estaba equivocando. También me perdoné a mi misma por todos mis fallos del pasado. Porque no solo me tenía que perdonar Dios, de hecho Él seguro que ya lo había hecho, también debía hacerlo yo, reconocer que no soy perfecta, que he cometido muchos errores pero que es pasado y que de todo se aprende para ser mejor. Bueno y además gané más amigas porque conocí a gente estupenda.
Siempre pensamos que los demás nos hacen, los demás son, los demás tienen la culpa….y en el Camino de Emaús lo que yo aprendí es lo que yo estaba haciendo mal, que no debía juzgar a los demás, ni criticar, ni tampoco buscar la aprobación de nadie. Debía sonreír más, dar gracias y estar dispuesta a ayudar a quien me necesite. Y lo más importante, sentí que soy especial, que soy muy querida y que jamás estoy sola. Sentí que podía confiar. Ah y cuàndo ahora me pregunto algo, intento cambiar los “por qué” con “para què”. Esto no siempre me pasa y muchas veces sigo cayendo en los mismos errores de antes pero ahora intento reflexionar más.
En mis dos días de retiro, resumiendo, esto es lo que sentí: El Viernes por la noche pensaba «qué hago aquí con toda esta gente», el sábado fue una sacudida emocional brutal, Emaús me puso en mi sitio. Y el Domingo fue un día maravilloso. Empezó con una alegría tremenda y acabó en la misa de las 6 de la tarde con una emoción que me hacía feliz. Ojalá mi familia me hubiera visto y escuchado, pero bueno, se lo conté después.
¿Quién puede hacerlo? Cualquier persona. Son retiros en los que se separan hombres de mujeres pero lo puede hacer cualquiera. No hace falta ser creyente, ni ir a misa cada domingo, ni confesarse, ni saber rezar (a Emaús no se va a rezar) ni ser el más bueno del mundo, al contrario. Es para personas que quieren reflexionar sobre su vida, que les falta algo, que necesitan paz, que viven felices pero quieren mejorar, que tienen conflictos internos que no acaban de resolver, que no se han perdonado algo de su pasado, que viven enfadados y no saben por què, que no le encuentran sentido a nada, que necesitan volver a sus valores…. Es para todo aquel que esté dispuesto a ir con la mente abierta y vivir la experiencia sin juzgar, sin cotillear, sin criticar…. Para personas que quieran ser mejores y vivir más felices. Pero no os pongáis inquietos que no se hace nada bochornoso o que no quieras hacer. No te obligan a nada ni tienes que relatar tu vida desde tu infancia ni contar tus problemas.
Vamos a los temas prácticos: a mi me agobiaba con quién iba a dormir porque se comparte habitación. Si vas con una amiga o familiar genial, pero yo iba sola. Y nada, sin problema, conocí a Carol que es encantadora así que suerte que tuve. La primera noche no paré de moverme, levantarme al baño y no me dormía, la pobre tuvo mucha paciencia. Por la mañana te despiertan y te da tiempo a que os duchéis y arregléis las dos personas de la habitación.
¿Qué te llevas de ropa? pues algo cómodo. Piensa que vas a estar tiempo sentada, algo de pie y que lo mejor es llevar pantalones cómodos, calzado cómodo y poco más. Si eres llorona llévate kleenex y vaselina para cuando se te sequen los labios y una botella de agua, eso es lo que llevaba yo todo el rato encima, en una cartera. Mira que yo soy presumida pero te doy mi palabra que allí no vas a presumir nada, ni te acuerdas de eso.
Por supuesto llévate tus cremas, o si te vas a lavar el pelo tu champú favorito, el secador y las planchas o lo que uses. También te puedes maquillar. Si llevas máscara de pestañas mejor que sea «waterproof» porque seguro que en algún momento te emocionas.
Y lleva contigo lo que necesites en tu vida normal, es decir, si tomas (como me pasaba a mi) pastillas para fortalecer el pelo y colágeno, pues te las llevas y te lo tomas.
Aviso: dormir no se duerme mucho, quiero decir, se duerme pero no esperes estar 10 horas soñando con angelitos. Esto no es una cura de sueño y es todo tan intenso que hay que procesar mucha información, mirarse dentro y gestionar tus emociones. El Lunes después del retiro estás agotada y tienes tantas cosas en la cabeza que es un día duro. Pero todo va encajando.
Yo os puedo decir que me pasó algo increíble que me consoló, me dio la certeza de que somos parte de un amor inmenso y que nuestros seres queridos que se van al cielo, desde allí nos cuidan. Me tocó realmente el corazón.
Sigo trabajando en lo mismo, teniendo los mismos amigos (y ahora encima nuevas amigas que son estupendas), tengo las mismas preocupaciones y me sigue dando mucha pena las tragedias e injusticias. Sigue gustándome la moda, las cremas, el maquillaje, los perfumes y ver series de Netflix. Quiero decir, no me he vuelto una monja de clausura, que por otra parte benditas sean que rezan por nosotros todo el día y poco se lo agradecemos.
Pero algo en mi interior ha cambiado y estoy más serena y confiada. No se puede explicar, solo quien lo ha sentido lo sabe. También rezo y me da paz. No es una obligación para mi, es una necesidad. En Emaus me sorprendieron tres cosas en cuanto a la religión: el papel del Espíritu Santo que yo hasta entonces pensaba que no hacía mucho, el gran poder de la oraciòn que a mi me ha ayudado un montòn y que la Fe se vive mejor en comunidad, compartiendo con los demás, y encima hay curas que son requetemajos, divertidos y con los que me pasaría horas hablando. Para alguien que viva mas de cerca la Iglesia esto serán bobadas pero para alguien que no era practicante como yo, fue un descubrimiento.
Si estabas dudando en hacer el Camino de Emaús o no, no dudes más, no tienes nada que perder y muchísimo que ganar.
Esto es lo que viví yo. En otras compañeras fue distinto. Algunas solo lo vivieron como un fin de semana de paz, hay otras que no les sale rezar y les cuesta creer, otras que tampoco les sale ir a misa y que para ellas fue un fin de semana de reflexión y una amiga de mi sector me cuenta que ella no es católica pero cree en un Dios y siempre que puede se escapa al Santísimo que tiene cerca de su trabajo porque allí se siente en paz y medita….sea lo que sea que sientas, es un fin de semana especial y bonito que te hará pensar sobre ti y tu vida. Hoy en día, ¿cuàndo nos paramos a pensar de verdad? ya solo por eso merece la pena.
Ah y el próximo mes de Noviembre tengo la gran suerte de ser servidora para las personas que vayan a caminar. Así podré cerrar el círculo. Si tiene alguna duda en la que te pueda ayudar para resolverla, no tienes más que escribirme. Y si os queréis apuntar pues también, al final, cuando haces Emaús, la experiencia es tan maravillosa que quieres que toda tu familia, tus amigos y todo el mundo lo haga y lo experimente.
Muchos besos
¡Gracias por tu testimonio Katia! Yo también caminé en Emaús y mi vida dio un cambio radical. Gracias por compartir tu experiencia.
Bueno es que cuando lo haces solo quieres contárselo a todo el mundo para que todo el mundo pueda vivir la experiencia 😘